El turismo se consolida como pilar de la economía colombiana, con más de 3,9 millones de visitantes internacionales entre enero y agosto de 2025, un 12% más que el año anterior. Estos turistas generaron más de 6.500 millones de dólares en divisas para el país, demostrando que el turismo gestionado estratégicamente puede ser motor de crecimiento sostenible.
Durante el primer trimestre de 2025, el turismo duplicó los ingresos obtenidos por el café y el carbón, generando 1.643 millones de dólares adicionales y acercándose un 86% a las ganancias del petróleo. Esto evidencia la creciente relevancia del sector para dinamizar la economía y promover el desarrollo territorial y urbano.
La Guajira y el Gran Malecón del Río de Barranquilla son ejemplos de destinos que han apostado por un turismo planificado con enfoque en sostenibilidad y cultura, transformando regiones y fortaleciendo la identidad nacional.
En La Guajira, la estrategia turística liderada por el gobernador Jairo Aguilar Deluque combina sostenibilidad, tecnología e identidad cultural. El departamento ha logrado un gasto extranjero con tarjeta de crédito de 2,2 millones de dólares, la capacitación de 250 empresarios locales y el desarrollo de 100 modelos de negocio turísticos con potencial exportador. El nuevo Malecón de Riohacha integra espacios culturales, comerciales y recreativos bajo criterios de sostenibilidad, dinamizando la economía local y generando sentido de pertenencia entre los ciudadanos.
Por su parte, el Gran Malecón del Río en Barranquilla, impulsado en la administración de Alejandro Char, transformó la relación de la ciudad con su entorno natural y se convirtió en el espacio público más visitado de Colombia, con más de 5,8 millones de visitantes al año. El valor del metro cuadrado en la zona se multiplicó por diez entre 2017 y 2024, estimulando el desarrollo de más de 300 hectáreas y potenciando el comercio, el turismo y la inversión privada. El Malecón también integró componentes culturales y recreativos que reforzaron la identidad barranquillera.
Estos casos demuestran que la gestión urbana y la planificación sostenible pueden ser motores de desarrollo económico y fortalecimiento de las comunidades con su territorio y patrimonio.
El éxito del turismo sostenible depende de la cooperación entre el sector público, el privado y la ciudadanía, construyendo ecosistemas de planeación donde la comunidad sea protagonista en el proceso de transformación y desarrollo regional.
